Nuestros destinos pudieron
ser éstos o pudieron ser otros del todo distintos porque lo que de nosotros fue
en ningún sitio quedó recogido. Tal vez ni siquiera llegamos a existir. O quizá
sí lo hicimos, pero nadie percibió nuestra presencia. Al fin y al cabo, nos
mantuvimos siempre en el envés de la historia, activamente invisibles en aquel
tiempo que vivimos entre costuras.
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