Ya ha pasado mucho tiempo desde la última publicación a penas comenzando el principio del verano. Echando la vista atrás han pasado muchas cosas, unas buenas otras malas... pero de las cuales de todas he sabido quedarme con lo mejor y aprender de ellas. Momentos y experiencias que nunca hubiera pensado que podría vivir, gente y lugares nuevos que se convierten en recuerdos inolvidables. Circunstancias que me han ayudado a crecer como persona y a valorar cosas que antes no apreciaba. Caminos que se construyen poco a poco y otros que nunca desaparecerán. Gente, que sin darme cuenta se han ido haciendo un huequito en mi corazón hasta convertirse en personas indispensables en mi vida, a las cuales les digo gracias porque sé que ellas se darán por aludidas.
Ha sido un año realmente fructífero en todos los aspectos, ya que he sido capaz de conseguir y hacer cosas que no veía dentro de mis posibilidades y que con empujoncitos de aquí y allá lo he logrado.
Se acerca el inicio de otro curso y ello implica nuevos tiempos, decisiones, experiencias, gente... que espero que sean como este año o incluso mejor, de los cuales sé que voy a seguir aprendiendo y sorprendiéndome. Pero antes de la vuelta a la normalidad, hay una parada más. Un viaje que estará repleto de risas y anécdotas. Sólo quedan días para montarme en ese tren que me llevará hacia una aventura por calles repletas de gente de un lado para otro con nuestro mismo objetivo, pasarlo bien y despedirnos de este verano y de todo aquello que hemos vivido sin mirar ni días, ni horas, sin preocupaciones, ni obligaciones que de nuevo están a la vuelta de la esquina para comenzar un nuevo camino.
Mireya ♥